Volviendo la memoria hacia atrás, rebuscar en el pasado, es
muy fácil para muchos de nosotros. Es
un ejercicio que se llega hacer cuando estas buscando en tus escondites
internos, aquellos que se encienden en momentos en que llegas a ver algo en
particular. Cuando intentas pasar balance quieres encontrar virtud y que has vivido entre virtudes, que has tenido una vida sana y llegas hasta cuestionar que si ha valido la pena vivir, sin querer reconocer que eso somos un resultado de lo vivido y tu calidad de vejez no creo que este amarrada con tanta o buena virtud haz vivido. Por lo tanto, dejemos de pensar y reprocharnos, aprovechemos en mejorar esa calidad con la experiencia.
Mis memorias están llenas de actividades similares a los de
mis generaciones pos-Trujillo, las cuales se llenan con las experiencias
profesionales en mi caso con la arquitectura y la fábrica de carpintería de mi
padre como las actividades de mi segunda pasión: la fotografía y, un amigo que
juntos sonábamos haciendo exposiciones, aquellos tiempos los 70s dominaba la fotografía
sin color y mi trabajo estaba relacionado con la madera.
Pero mi verdadera
pasión ha sido el pasatiempo nacional de los dominicanos y norteamericanos: el
béisbol. Pero, no solamente es béisbol lo
que recuerdo en los tiempos en que en nuestra ciudad se enfrentaban ferozmente a
muerte militares y civiles. Eran los
tiempos en que ver a mi padre impecable con su uniforme blanco era todo un
orgullo ser miembro militar. Nuestra
ciudad capital hacia rato que había cambiado de nombre, el odioso nombre de
Trujillo había pasado a la historia con su muerte, pero sus influencias y presencia
no habían pasado a otro mundo; las fuerzas y poder de sus remantes se mantenían
y eso en sí mismo habían generado en esa lucha armada que tenía como escenario
a la Capital del país y que trajo consigo la exorbitante intervención de más de
40 mil marines enviados personalmente por Lyndon Johnson, ¿su argumento? Nunca
lo olvidare “para proteger la vida e intereses de los norteamericanos” pero
realmente hasta un niño podía entender el motivo de que llegaron al país como
lo habían hecho recién meses cuando como entraron directamente con más de 65
mil hombres en la Guerra de Vietnam,
Esos años de niñez fueron agitados, aunque no lo veía, lo
sentía. Sentir la agitación de que
algo grande y fuera de control hacia presencia en nuestros alrededores, está
todavía latente como el momento del llamado aquel día de abril 24, un día que
no había clase fue interrumpido por los comentarios y, ver a personas
tranquilas de un barrio principalmente de militares, haciendo ‘molotov” que no
eran más que botellas con arena, gasolina y un trapo? ¿Tenían que detener los
tanques?, estábamos cerca del corredor principal que llevaba a la ciudad
capital y por ahí pasaría el poder de la base aérea para intentar aplastar a
los rebeldes armados por militares y que controlaban el lado del puente que
daba la entrada a la ciudad. De todas
maneras, la responsabilidad con el compromiso hay que cumplirlo y fue motivo
importante para que mi padre se reportara a la base naval donde pertenecía sin
importarle que su vida corrió peligro al intentar cruzar bajo fuego de tanques
y aviones el puente que dividía los “libres” o militares contra los
“constitucionalistas”, nombre con el que se conoció al grupo de militares y civiles
que su objetivo no era más que la vuelta al respeto de la Constitución o “las
reglas de juego” del país.
La temporada de 1965 en el béisbol de las Grandes Ligas había
comenzado y ya tenía preparadas mis cajas para los recortes periodísticos que
llenarían mis primeros recuerdos. Es mi
primera temporada para seguir por completo, una maravilla moderna me hacia sonnar: el Astrodome el primer estadio de beisbol bajo techo hacia su entrdada y adicional a esto recién comenzaba
un evento en la ciudad de New York, el cual tenía como símbolo un globo
terráqueo en metal. Esa imagen recibida
en una postal de correo, que mantuve en mi memoria por muchos años, se refería
a la Feria de New York que realmente comenzó en la primavera del 1964 y volvió
de nuevo en la primavera del 1965. El
globo en mi memoria se convirtió en el símbolo de la ciudad de New York, un
símbolo más fuerte que la Estatua de la Libertad, que el Empire State y otros
que siguieron después como los Twins Towers o Torres Gemelas.
Recién días volví de nuevo a Flushing Meadows Park, obra
importante de Robert Moses, una figura presente desde 1930 a 1965 en la
historia del desarrollo de la ciudad de New York, y demás no está decir que es el parque emblemático
del Borough de Queens de la ciudad de New York, y particularmente su símbolo es
la estructura de un globo de 7 toneladas de acero inoxidable y más de 35 metros
de diámetros, en una gran fuente iluminada, con su representación de nuestro
planeta y tres anillos simbólicos de las orbitas del ruso Gagarin, del
americano John Glenn y del satélite Telstar de AT&T. Ese globo metálico no es más que la UNISPHERE,
símbolo y una de las pocas construcciones que quedaron de la FERIA 1964-65 y
que todavía siguen conmigo en mi memoria como símbolo de New York.
Recién después de una ronda de fotografías casi en la
medianoche tuve que regresar para observarla con el ocaso del sol, apreciar
como la calidez del “sunset” la presentaba y mis recuerdos, sentado en un banco
al caer la noche apreciando ese globo no dejaron de regresarme 5 décadas atrás,
asi que una mezcla de béisbol con los adorables perdedores New York Mets y para
ese momento un “moderno” estadio de más de 50 mil personas, seguían aquí. Un evento como una Feria Mundial y la imagen que
mostraba al mundo del desarrollo de una ciudad como la capital del mundo, son
también parte de mis fantasías y mis dibujos de ciudades que crecían con el
automóvil y se expandían como crecieron mis inquietudes de soñador de ciudades,
que apretando mis lápices mostraban como sus edificios se entremezclaban con
sus calles.
Aunque tengo que reconocer que aquellas imágenes de postal
crecieron en mí el interés por las FERIAS Mundiales, ahí el motivo de dedicarle
tanto tiempo a escudriñar todo lo
posible como marco de estudio de aquella famosa FERIA DE LA PAZ Y DEL MUNDO
LIBRE, el momento cumbre de la presentación de los logros de la tiranía de
Trujillo en 1955 como la FERIA de NY 1939 -1940 y realmente fue uno de los
atractivos de New York para poder llegar hasta la Biblioteca Pública de NY y así,
consultar directamente los archivos originales de aquellas Ferias y, otros
temas que me apasionan como entender como MOSES, el gran desarrollador de la estructura física de
la ciudad, que tejía tras un mundo con un poder faraónico, lo convirtió en el poder hombre que le dio forma
a la política de la ciudad y con ello lo buenos resultados y otros que podemos
evaluar bajo otras premisas, como los grandes deterioros urbanos que plagan la
ciudad y que todavía hoy se sufre, no solamente con que se hayan perdido a los
DODGERS de Brooklyn.
VOLVIENDO LA MIRADA ATRAS: Santo Domingo / New York,1965 - 2016