Hoy amanecí
pensando en el viejo televisor de mi padre, un cajón algo amarillento con antenas, con patas y tres botones, una pieza
clásica americana de los fines de los ‘50s.
Mi mente se remonta a los primeros años de la década del ’60. Es un Philco, que su selector de canales era
más una rueda que un botón y, su giro nos hacia cambiar un mundo de imágenes
multiplicado por nuestra imaginación.
Sus opciones estaban marcadas y definidas, no quedaba nada oculto a un
telemando. Y mucho mejor para nuestras
edades, servía como elemento de distracción, nos llegaba lo que nos gustaba, no
llegaban las malas noticias, no llegaba la realidad cercana, aunque nos diera nuestros
“corrientazos” de vez en cuando por su cajón metálico, al querer molestarlo.
Es una época que por no tener más pluralidad y las opciones
que necesita la sociedad actual, no significaba que éramos menos felices en
nuestra colectividad en general. Es una época de represión política, son
tiempos de una dictadura que después de tres décadas ya arrastra sus pies. Aunque ese paralelismo con el hoy, con
sucesos que nos obliga a remontarnos al pasado inmediato es lo que me hace
recordar y buscar una explicación del cambio.
Me recuerda y relaciono con nostalgia nuestra sociedad
y como tal el beisbol, que es un reflejo de la misma, el cual no podía dejar de tener algunos hechos que serian comparados en
otra escala.
Esa sociedad controlada, romántica si se quiere se ha quedado
atrás para darle cabida a una sociedad desenfrenada, indolente en su conversión
de la doble moral. El beisbol?, así
mismo. Se ha quedado atrás el orgullo
del trabajo en equipo y prima el individualismo rampante, impulsado por el
desenfreno del poder del dinero y los contratos multi-anuales más que otras
cosas que eran importantes en esa época.
No es rara la explicación frustrante de algunos jugadores que al ser
descartados o rechazados, justifican lo sucedido con que “esto es un negocio”, justifican las decisiones de directivos contra empleados millonarios
improductivos. Nunca ha dejado de ser un negocio pero el
afán del individualismo no llegó por cada individuo. Es un resultado de Directivos por tener
figuras promocionales, efecto de ventas, para una organización que necesita
“figuras” no equipos. Aunque uno
de ellos no haga un resultado mayor que el resto del equipo, es común tener un “empleado” que
recibe más de lo que produce. Inclusive
nos encontramos con un jugador de un equipo rico que puede recibir más salario
que todo el plantel de jugadores de otro equipo por completo.

Así sigue la historia política dominicana con
la llegada de BOSCH, las conspiraciones y sus huelgas hasta llevarlo fuera del
poder. El famoso y mal recordado
Triunvirato hasta la imborrable “revolución de abril” (del 1965), hasta la llegada de BALAGUER, el llamado
“muñequito de papel”, que finalmente enderezó la situación política económica
aun los desaciertos en contra de los derechos humanos y luchas internas por el
poder militar. Fueron 5 largos años que
me marcaron y a todo un país para siempre y, todavía somos un reflejo de esa
época convulsionada que nos toco vivir.
Mientras eso sucedía en nuestra temprana
juventud se tallaba para siempre nuestra afición por el pasatiempo de los
norteamericanos. Y porque no decirlo,
como alguien lo dijo, el beisbol es una de las pocas contribuciones autenticas
de los Estados Unidos al mundo. Y hoy
por hoy se ha expandido por todo el mundo, sin dejar de mencionar que en la
Republica Dominicana, como en Cuba y Venezuela, la gente “respira” beisbol.
En ese año de 1961, mientras vagamente
recuerdo los flashes de imágenes del tiranicidio, ver en primera plana el vehículo
Chevrolet , perforado por los disparos y
la incongruencia de la gente llorando por la muerte de Rafael Trujillo, los sombríos
carritos “cepillos” VW con los “calies” recorriendo el barrio de militares, inaugurado
por el mismo “jefe” (1955).

Son tiempos de imágenes confusas para un
joven de 5 años, mientras seguía con los dedos por el periódico El Caribe las
noticias de manera forzada, ya que mis
dos hermanos mayores se deleitaban con las secciones de deportes y muñequitos,
mientras tenía que conformarme con recorrer las partes aburridas, ya abandonadas por nuestro padre. Eso era un ritual todos los días, esperar el
momento de encontrarnos con el periódico.
Después de devorar por completo las grandes hojas, podía tener más
tiempo para hacer mis intentos de leer las noticias sobre el beisbol de las Grandes
Ligas. Es un tiempo que la gente
hablaba de OSVALDO VIRGIL, como el primer dominicano en jugar en la Gran Carpa (1956). Y
por qué no, de FELIPE ALOU, el “panque de Haina”, que había debutado después (1958), como el segundo dominicano. Ahora sí, ya tenía conocimiento de que ese
año pasado (1960) habían debutado cinco dominicanos, así mismo,
cinco que llenaron el espacio de mi pequeña mente como una enorme hazaña.
El infield JULIAN JAVIER, RUDY GONZALEZ, un
lanzador de relevo que se esfumo rápidamente, los lanzadores JUAN MARICHAL y GUAYUBIN OLIVO. Y, finalmente el pequeño jardinero MATEO
ROJAS ALOU. Todos estaban en mis
expectativas y no pensaba para nada que nuestras vidas cambiarían en esa
primavera del ’61. Al final de ese año, después de la salida de
gran parte de los remanentes del trujillato y después de un exilio de 20 años
llega JUAN BOSCH, quien en diciembre del ’62 gana las elecciones, las primeras
después de la salida de Trujillo.
Ya para noviembre mientras gobernaba el
famoso Triunvirato, se levanta en armas en las montanas del país en una guerra
abierta dirigida por MANOLO TAVAREZ JUSTO, quien fue fusilado en los días finales de ese mismo
’63, provocando la renuncia de uno de los triunviros en protesta por las
acciones de las Fuerzas Armadas contra las guerrillas.

Al cierre de esa media década teníamos 17
debutantes dominicanos, de los cuales Felipe
jugo más de 2 mil juegos en 17 temporadas y participo en 3 Juegos de Estrellas,
Mateo
fue campeón de bateo en el ’66 con .342, casi logra otro en el ’68 en una
batalla épica contra PETE ROSE, jugo por 15 temporadas agotando más de 6 mil
turnos al bate y participó en dos Juegos de Estrellas.
Marichal,
exaltado al Salón de la Fama de Coopertown, lo dice todo en sus 16 temporadas .
Mota
quien jugó por 20 temporadas, hasta los 44 años
con más de 4mil turnos al bate y una participación al Juego de Estrellas.
Jesús,
el menor de los Alou, en sus 15 temporadas tuvo más de 4,500 turnos al
bate. Javier con sus 13 campanas tuvo más de 6mil turnos al bate y dos
Juegos de Estrellas.
Carty con su impresionante inicio cuando terminó segundo en promedio de bateo y casi logra el titulo del Novato del Año en una disputada votación, fue campeón bateo en 1970 con .366 y estuvo en 15 temporadas en las Grandes Ligas. Participó en un Juego de Estrellas memorable cuando abrió en el jardín izquierdo en el partido junto a los inmortales HANK AARON y WILLIE MAYS.

Carty con su impresionante inicio cuando terminó segundo en promedio de bateo y casi logra el titulo del Novato del Año en una disputada votación, fue campeón bateo en 1970 con .366 y estuvo en 15 temporadas en las Grandes Ligas. Participó en un Juego de Estrellas memorable cuando abrió en el jardín izquierdo en el partido junto a los inmortales HANK AARON y WILLIE MAYS.